Girl from Ipanema, el efecto mariposa... by Román Foltán.

Aun recuerdo mis años de estudio en Ingeniería. Algo que me llamó la atención era el modo de definir y buscar razonamientos. Para las ciencias exactas, la vida se basa en las matemáticas, todo gira en torno a los números, siempre hay un teorema o una función, más o menos compleja, que explica el comportamiento de todo lo que se mueve a nuestro alrededor.

Y algo realmente sorprendente es el modo en el que inconscientemente traspasamos estas ciencias exactas al terreno de nuestras facetas emocionales y sociales.

Nuestras pautas de comportamiento, nuestros objetivos para con la sociedad, nuestras emociones. Pretendemos pasar todo esto por un tamiz, hacerlos encajar en un molde para que suceda como prevemos. Y no aceptamos la posibilidad de trazar planes alternativos o cambios de dirección en nuestra trayectoria.

¡ Buff! Qué recuerdos, cómo ha cambiado mi forma de ver la vida desde entonces. Porque no me voy a quitar hierro, pensaba del mismo modo de ellos. Tenía mi vida milimétricamente  diseñada. Hasta que un día, no sé cómo ni por qué todo cambió. No quiero a emitir juicios si para bien o para mal porque, y esto lo aprendí con el tiempo, todo depende desde qué lado del prima lo observemos, lo único cierto es que mi trayectoria sufrió un giro de 180º. Fue la primera vez que me topé de frente con el efecto mariposa y algo que aprendí es que no se debe dar nada por inamovible.

En 1960, el meteorólogo Edward Lorenz, se dedicó a estudiar el comportamiento de la atmósfera. Quería encontrar un modelo matemático, que permitiera predecir, a partir de variables sencillas, el comportamiento de grandes masas de aire. Estas ecuaciones son conocidas como modelo de Lorenz  y permiten realizar predicciones climatológicas.

Pero Lorenz se dio cuenta durante la investigación que pequeñas diferencias en los datos de partida ( como por ejemplo, usar tres o seis decimales), conllevaban  grandes variaciones en el resultado final. Por lo que no se podían hacer predicciones a largo plazo. 

A este efecto se la llamó teoría del caos o efecto mariposa.

Es una sensación extraña la que recorre nuestro ser cuando nos enfrentamos a una situación impredecible que cambiará nuestros destinos para siempre.

Es un sabor peculiar, una mezcla ente agridulce y seco, sorpresa y temor, un soplo de aire fresco que a la vez nos quema el alma....

... Pistachos, sorbete de lima, conchas de mar, girl from Ipanema, dulzura, adrenalina, caos, energía, decisiones, el yin y el yang... He aquí las variables iniciales de nuestro efecto mariposa.

Mezcla de energía y miedo, encontrarte en el borde del precipicio, saber que estás a un paso de lanzarte al vacío, de que tu destino cambie y debatirte entre darlo o no.

En pocas palabras esta es la sensación que nos invade cuando irrumpe en nuestras estructuradas vidas una situación caótica. 

El hecho de que las variables cambien se escapan a nuestro control, de lo único que tenemos las riendas de nuestras reacciones. Algo que me ha enseñado la experiencia que me ha curtido en alguna que otra batalla es lidiar con este tipo de sensaciones. Ante estas situaciones, lo mejor es quedarse quieto sólo por unos instantes, y observar cómo se mueve lo que nos rodea ante esta variación de coordenadas. Verás que todo, tarde o temprano va ocupando el sitio que le corresponde y nos permitirá así poder diseñar un protocolo de actuaciones a seguir ante estas circunstancias. Sé honesto primero contigo mismo/a, luego con los demás, y una vez tomada una determinación, sigue hacia adelante aceptando riesgos y consecuencias. Eso sí, no te quedes parado/a en el plano por mucho tiempo, pues la vida es como un tren en marcha, tú decides en qué paradas bajarte. Pero no te quedes fuera  demasiado tiempo porque cuánta más velocidad coja el tren, más difícil es subirse a él.

Te invito a probar este Girl From Ipanema, cóctel con el que deleitarte y te ayudará abrir tu  mente y tus sentidos mientras observas a los que se mueven a tu alrededor. 

¿ Lugar? Artesian Bar, situado en el Langham Hotel de Londres.

¿ Maestros de ceremonias? Alex Kratena, Simone Caporale y Román Foltán... Maestría, genialidad, cada uno de ellos especiales y únicos en su especie... Y un sin fin de elogios con los que podría extenderme. Y los únicos capaces de desenredar este ovillo, poner en orden las variables de nuestro efecto mariposa.

50 ml. Cachaça, Beija Flora Reserva Especial.

La cachaça es una bebida típica de Brasil,  que se produce a partir de la destilación de la caña de azúcar. Su concentración de alcohol oscila entre un 38% y un 51%. Y con seis gramos de azúcar por litro.

La principal diferencia de la cachaça con los rones en general es que; estos segundos provienen las melazas ( subproducto de la elaboración del azúcar posterior a su cristalización), y la primera proviene de la cachaça propiamente dicha ( subproducto anterior a la cristalización del azúcar).

Beija Flora Reserva Especial, en concreto es una de cachaças mejor consideradas del mercado en la actualidad.

Caramelo, vainilla, chocolate, frutos secos, miel... Dulzura, sensualidad, tentación, sexualidad, atracción; coordenadas necesarias para rebatir esa pequeña variación, que determinarán nuestro modo de actuar ante ese giro de 180º que se nos avecina.

10 ml. Azúcar.

La mejor forma de contrarrestar la graduación alcohólica ( a primera instancia, pues su efecto es justo el contrario)  y la astringencia de la lima, es con azúcar... Positividad es siempre el recurso idóneo, sobre todo cuando de situaciones difíciles se trata.

Una cucharada de sorbete de lima.

El toque justo de frescura y acidez que suaviza la dulzura.

Sorbete es el estado entre el granizado y el helado, un estado de transición que por más que intentemos apartarnos de él, una vez se hayan introducido los valores de las variables iniciales no hay marcha atrás, tendremos que afrontar la situación que se avecina. Y qué mejor forma que con la frescura y la delicada acidez de este sorbete, luminosidad y energía. Cada cambio de variables es un nuevo reto, no un obstáculo, esa es la actitud.

Se añade a la coctelera, la cachaça y el azúcar. Se agita bien y se sirve en vaso tipo old fashioned. Finalmente se añade el sorbete de limón, que aparte de hacer la función de elemento enfriante aporta el toque aire fresco ligeramente ácido de la lima.

Como decoración, en una concha marina colocamos una cuchara con pistacho rallado. Lo primero por la incertidumbre de no saber qué ocurrirá, que es un viaje con un alto riesgo, y la certeza de que, para bien o para mal, debemos emprender el camino. Y lo segundo, porque a pesar de las reacciones adversas, lo más conveniente para nuestra salud son los cambios, sean cuales sean las consecuencias, porque sólo así sabremos que estamos vivos.

Así que bebe, saborea, disfruta, observa, piensa y sobre todo, actúa.