Mi propósito con esta andadura es expresar mi visión y opinión, extravagantes o no, sobre aspectos de la vida, usando la coctelería como metáfora. Para ello voy a crear mi recetario personal de coctelería.

Mi vida ha estado girando en torno a la coctelería desde hace ya algunos años. Empecé en esto por casualidad y, desde el principio, ha sido un mundo que me ha fascinado. No sólo por el espectáculo que conlleva su elaboración, sino también
porque es una vía a través de la cual se pueden expresar (y provocar) sensaciones y emociones, usando de una manera muy sutil los distintos sabores, olores, colores y formas.

En la coctelería, así como en la vida misma, hay que mezclar los ingredientes adecuados en su justa medida, para así obtener diferentes matices de cada momento. Y, en el saber mezclar los ingredientes, está el secreto del buen vivir.


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martes, 5 de octubre de 2010

Elderflower, porque yo lo valgo

¿ A qué sabe la decepción, la desilusión? En definitiva, todos esos estados que nos hacen sentir como un pedazo de carne a merced de cualquier egoísta que se nos cruce por el camino.

Pues en mi opinión sabe a hiel, amargo, muy amargo, y cuando crees que ya no puedes soportar esa amargura sigue sabiéndote amargo. Y es un amargor muy característico, con unas tonalidades especialmente intensas y únicas, y esto sólo lo sabe quien lo ha padecido.

Se me encoge el corazón cada vez que me cruzo con personas que tienen como doctrina el egoísmo más absoluto y como bandera a ellos mismos, y dan a sus semejantes el trato de pedazos de carne, sin detenerse a pensar que los demás existen y que no todo gira alrededor de ellos, sin querer comprender que puede que el resto de personas que habitan este mundo tengan, no sé cómo llamarlo... ¿ sensibilidad, sentimientos? Pues sí, egoístas del mundo, el resto de personas con las que os ha tocado convivir sienten y padecen del mismo modo que vosotros, os lo aseguro. Cuando nos golpéais, nos duele; cuando nos herís, sangramos, todo, absolutamente todo, igual que vosotros.

Hace poco han conseguido que ese intenso sabor a hiel retornarse a mi paladar como un viejo demonio que había conseguido olvidar, y no me gusta tener este sabor a amargo en la boca, ya que eclipsa el resto de sabores y anula toda ilusión y fuerzas. Los egoístas se me parecen a vampiros de energía, no te aportan absolutamente nada y lo único que hacen es quitarte la energía, te la chupan como si fuese sangre. Y algo de lo que tenemos que ser conscientes es que a lo largo de nuestras vidas no vamos a poder evitar etapas en las que este sea el sabor predominante, lo importante a tener en cuenta en estas situaciones es buscar las fuerzas necesarias para conseguir que este sabor desaparezca, personalmente, cuando tengo este sabor lo que me apetece es depurarme por dentro y por fuera, y por supuesto he encontrado el ingrediente perfecto para ello, la flor de saúco (elderflower). Las flores de este arbusto de tallos leñosos y color marrón grisáceo, tiene multitud de propiedades terapéuticas, aparte de haber sido considerado mágico, históricamente ha sido símbolo de pena y muerte, en la relilgión católica el árbol en que se colgó a Judas era un saúco, y los leños de la cruz de Jesucristo estaban hechos de saúco.

Y por ejemplo, en la tradición teutónica se relacionaba a la ninfa de los bosques Hyldemoer, esta ninfa habitaba en sus ramas y no permitía que lo cortasen persiguiendo a todo el que lo intentaba.

Pero no todas sus leyendas son negativas, los serbios son un ejemplo de ello, ya que al casarse llevan una ramita de saúco como señal de unión duradera.

Lo que realmente quiero resaltar de la flor de saúco son sus propiedades medicinales, entre las que cabe destacar que es antiviral, antioxidante, es diurético, elimina las manchas de la cara, entre otras.

Y algo curioso a tener en cuenta es que los frutos mientras están verdes son tóxicos.

En lo que a coctelería se refiere, la flor de saúco es un ingrediente aromático, de perfume acidulado, cítrico y la vez ligeramente suave, es muy común en Inglaterra, Suecia y Alemania, y se puede usar tanto el cordial de flor de saúco que sería el jarabe de flor de saúco, y el licor de saúco,
el St. Germain, ya que es el único que existe, es un producto limitado y exclusivo. Se elabora de manera tradicional, macerando las flores de saúco con un aguardiente de uvas blancas, redestilando una parte y luego esamblarlo con aguardientes y endulzarlo. La cantidad de azúcar que se usa es menor de lo habitual para evitar que el licor sea empalagoso.

Y como lo que necesito con urgencia es depurarme a toda costa, para sentirme bien cada día, para despertarme por las mañanas con fuerzas renovadas, para dejar atrás a los que no merecen la pena conservar. Recomiendo encarecidamente tomar flor de saúco, en la forma que prefiráis, pero tomarlo siempre que sea necesario, así que voy a invitaros a dos cócteles, uno elaborado con cordial de flor de saúco, el Martini elderflower, y otro elaborado con St. Germain, el Raspberry champagne cocktail. Aunque de nombres y caracteres muy diversos, me gusta llamarlos, el secreto de la flor de saúco.

El Martini elderflower fue creado por Arnaud Grosset, en Lyon en 2005. Sus ingredientes son 1 ½ de ginebra, 1 onza de cordial de flor de saúco, ½ onza de zumo de limón. Verter los ingredientes en la coctelera con cubitos de hielo, agitar, y servir en la copa previemente enfriada.

El raspberry champagne cocktail, normalmente es puré de frambuesa y rellenar con champagne, pero hay una variante en la que se le añade St. Germain y esta es con la que me quedo. En primer lugar porque contiene flor de saúco, para depurame el cuerpo y el alma, en segundo lugar frambuesa, el toque justo de dulce sin llegar a empalagar y por último se rellena con champagne, para celebrar simplemente que yo lo valgo.


En conclusión, si alguna vez os habéis sentido como yo me siento ultimamente, si en algún momento de vuestras vidas os han tratado como a pedazos de carne. Y lo más importante de todo, si no queréis caer en el vacío que esa sensación amarga produce, dos consejos os doy, dejar en el camino todo el lastre que nos produce ese estado, que todo lo que nos haga sentir tan mal, no merece la pena conservar, y... flor de saúco, depurarse, sentirse bien, porque nosotros lo valemos, que un amplio abánico de posibilidades estará a punto de abrise ante nosotros.