Mi propósito con esta andadura es expresar mi visión y opinión, extravagantes o no, sobre aspectos de la vida, usando la coctelería como metáfora. Para ello voy a crear mi recetario personal de coctelería.

Mi vida ha estado girando en torno a la coctelería desde hace ya algunos años. Empecé en esto por casualidad y, desde el principio, ha sido un mundo que me ha fascinado. No sólo por el espectáculo que conlleva su elaboración, sino también
porque es una vía a través de la cual se pueden expresar (y provocar) sensaciones y emociones, usando de una manera muy sutil los distintos sabores, olores, colores y formas.

En la coctelería, así como en la vida misma, hay que mezclar los ingredientes adecuados en su justa medida, para así obtener diferentes matices de cada momento. Y, en el saber mezclar los ingredientes, está el secreto del buen vivir.


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domingo, 27 de junio de 2010

El Campari, como a vida misma...


En esta ocasión me he decantado por escribir sobre el Campari, esa bebida tonificante y refrescante, con su característico color rojo vivo y sabor amargo, como la vida misma. Al igual que en la vida de cada uno de nosotros, la receta del Campari es única y ha permanecido inalterable desde su principio, y sigue siendo un secreto celosamente guardado.
Mi intención con esta comparativa es decir que, cada uno de nosotros podemos cambiar ( o al menos intentarlo) pequeños aspectos o detalles de nosotros, pero hay algo que jamás podremos cambiar, nuestra esencia, eso siempre se mantendrá inamovible a lo largo de nuestra existencia y es lo que nos hace únicos a cada uno de nosotros.
El sabor amargo del Campari es uno de sus rasgos más característicos, lo que le aporta a esta bebida unas cualidades muy digestivas. Lo mismo pasa en la vida, nos guste o no, todo en la vida debe tener ese toque de amargor, ya que si la vida fuese todo lo dulce que nosotros quisiéramos, uf! ¡Qué aburrimiento!
El secreto está en saber llevar ese amargor de la mejor forma posible, y ahí encontramos otra gran cualidad del Campari, que es su versatilidad para combinarse con otras bebidas, se adapta a casi todo.

Ahora expondré dos ejemplos de cócteles clásicos del Campari:

El negroni, es uno de los cócteles por excelencia del Campari, surgió como variante del americano cocktail.
Ingredientes:
1/3 Ginebra,
1/3 Vermouth Rosso,
1/3 Campari.
Se prepara directamente al vaso, y el vaso típico para el negroni es el old fashined. Debe llevar como máximo 2 cubitos de hielo, nunca hielo picado o molido, y las bebidas debes estar previamente frías, ya que de lo contrario se aguaría y ensuciaría el cóctel, como en la vida, se deben afrontar las dificultades con el menor número de máscaras ya que es lo que nos permitirá no ver realidades paralelas sólo por evitar sufrir, y afrontar las cosas como verdaderamente son.
Hay quien añade unas gotas de limón para potenciar el sabor, sobretodo de la ginebra.
En este cóctel hay que tener muy en cuenta el respetar las proporciones de las bebidas, ya que un exceso de ginebra le daría un sabor muy fuerte y alcoholizado; y un exceso de vermouth le daría un sabor demasiado dulce.

Como hemos dicho con anterioridad, se debe evitar ensuciar el cóctel, por lo que no se suele decorar, pero en la receta clásica se suele poner una rodaja de naranja en el borde.

Otro cóctel muy característico y de connotaciones muy diferentes a las del negroni es el garibaldi, en este caso, al añadirle zumo de naranja se dota a la bebida de un toque algo más dulce.
Ingredientes:
3/10 Campari,
7/10 Zumo de naranja.

Su elaboración es muy sencilla, al tratarse de un long drink se sirve en vaso largo, el cual se llena de hielo hasta la mitad, se añade el Campari y luego el zumo de naranja, y se suele decorar con una rodaja de naranja.

En coclusión, el Campari, así como la vida, posee una gran versatilidad para combinarse y de esta forma adquirir unas connotaciones y uno sabores muy diversos, a veces amargo, a veces más dulce, a veces gusta más y otras menos, y ahí radica su gracia. En mi opinión, tan sólo hay que tener en cuenta un detalle,que cada momento tiene un sabor y es muy importante saber qué ingrediente o ingredientes hay que combinar para cada uno de esos momentos y cúal es la medida justa de cada uno de ellos. Y recordar, que a veces, es mejor hacer una combinación sencilla y disfrutar de placeres pequeños; que mezclar demasiados ingredientes pensando que de esta forma conseguiremos mayore placer, ya que de esta forma saturaríamos con demasiados sabores y lo que conseguiríamos sería empalagar en exceso nuestro paladar.