Mi propósito con esta andadura es expresar mi visión y opinión, extravagantes o no, sobre aspectos de la vida, usando la coctelería como metáfora. Para ello voy a crear mi recetario personal de coctelería.

Mi vida ha estado girando en torno a la coctelería desde hace ya algunos años. Empecé en esto por casualidad y, desde el principio, ha sido un mundo que me ha fascinado. No sólo por el espectáculo que conlleva su elaboración, sino también
porque es una vía a través de la cual se pueden expresar (y provocar) sensaciones y emociones, usando de una manera muy sutil los distintos sabores, olores, colores y formas.

En la coctelería, así como en la vida misma, hay que mezclar los ingredientes adecuados en su justa medida, para así obtener diferentes matices de cada momento. Y, en el saber mezclar los ingredientes, está el secreto del buen vivir.


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domingo, 13 de noviembre de 2011

ICHI-GO ICHI-E... Un Manhattan con las dos partes que habitan en mí.


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... Soy el lado izquierdo del cerebro de la que escribe. Soy la parte calculadora, la que se rige por las matemáticas y las ciencias exactas. 
Me gusta establecer un protocolo de actuaciones y ver como todo lo que planeo hasta el milímetro sale según el patrón establecido. Soy la parte práctica d ella. 
Cuando piden un Manhattan soy quien le hace recordar que está entre los diez cócteles estadounidenses más populares. Inventado en 1874 en el Manhattan Club cuando Jennie Churchill dio una fiesta en honor a Samuel James Tilden al salir elegido como gobernante de Nueva York. Y soy quien le asegura a ciencia cierta que los ingredientes de un manhattan son: 
6 cl. de whisky canadiense.
3 cl. de Martini Rosso.
2 golpes de angostura
1 guinda marrasquino, como decoración.
Que se elabora en vaso mezclador y se sirve bien frío en copa de martini.
Sin más, el cliente pide mi dueña ejecuta, no hay lugar a dudas ni de salidas por la tangente... Soy lo que se debe hacer.
¡ Ah! Y que no se me olvide, el uso de whisky candiense  para la elaboración del Manhattan se popularizó durante la ley seca, cuando se prohibió la venta y producción de alcohol en Estados Unidos, las mafias tuvieron que traer alcohol de los países vecinos.

... Bueno, por fin es mi turno. Soy el hemisferio derecho del cerebro de la que aquí escribe. Soy la parte de ella que hace que se dispare su imaginación, su creatividad. Me encargo de cuidar su alma, su sensibilidad.
Soy quien la hace sonreír con tu sonrisa, quien la hace estremecerse cuando la miras.
Poco a poco, hago que la pequeña llama de sus ilusiones se mantenga viva.
Cuando piden un Manhattan hago que a su cabeza recurran las emociones y sensaciones. Una cuestión de sabores más que de intereses. Se mezclan: 
Whisky canadiense por ser seco y suave. No es tan dulce como el bourbon, ni tan amargo como el de centeno y, no le da ese bouquet característico del whisky de malta... Porque detrás de la barra hay que tener la misma actitud que este whisky, discreta elegancia y sencillez, nada de ostentaciones pues el que realmente entienda sabrá reconocer nuestra valía.
Martini Rosso, acompañante perfecto para el whisky canadiense, lo complementa de forma elegante y natural sin llegar a obnubilarlo. El toque de glamour y frescura. Aires clásicos pero renovados y sobre todo seductores, actitudes perfectas detrás de una barra.
Angostura, la mejor manera de sobrellevar esta amargura es disociarlo con el resto de ingredientes en este baile sin igual.
Como guinda, la decoración simple, elegante. Que expresa lo máximo con el mínimo de detalles.


También soy esa parte de ella que le hace volver la cabeza ante un lema como: “ ICHI-GO ICHI-E” ( one chance one meeting). Frase que abandera la filosofía que defiende y expande Stanislav Vardna, creador y director de The Analog Bar- tending Institute, en la cual se difunde el arte de disfrutar de cada momento de la vida pues cada instante es único. El momento más importante de todo bartender está detrás de la barra, desde donde disfruta y con ello hace disfrutar a quien tiene al otro lado. Durante ese momento de interacción entre ambos lados todo lo que hay a su alrededor debe desaparecer, nada de interferencias que le hagan dejar de vivir todas las sensaciones que le aportan ese momento único. Y es justo en ese momento cuando lego al hemisferio izquierdo todas las medidas, precisiones y protocolos para dedicarme por entero a esa persona que tengo al otro lado de la barra y hacerla sentir la estrella del momento. Ese es mi modo de ser estrella.



Bueno, hechas las presentaciones ya conocéis a dos partes importantes de mí, diferentes y complementarias entre sí pero, ¿ con cual os quedaríais?